martes, 12 de julio de 2016

Dios es dientes sin filo
con ganas de morder un dedillo tierno
humectar sus ideas con bondad
preparar el apetito de sueños
provocando la profunda existencia
de un demonio cautivo.

Allí aparece para devorarte
con la magia negra se transforma
es exactamente tu amante el asesino
y yo estoy riendo
es la única forma de quedar neutro
ante su incansable obra contradictoria.

Recoge las flores y verás su nombre escrito
con sangre, recoge las lágrimas de los tuertos
anda rápido no más atento que tu sombra
antes que pueda pisarte
con palabras lacónicas
que te crucifiquen, te maldigan.

Será tiempo para tu ofrenda, constantemente
en la tiniebla del suspiro helado
mientras no te envuelvas con pura locura
mantén la risa más no el llanto
de no ser riendo o tristemente superado
la prueba férrea del dolor que cura.

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