Como la gaviota que vuela en el desierto
o como el avión que flota en cemento
un día sin despertarme pensando
seguiré caminando por la carretera estrellada
que tiene varias luces azuladas
cruzando el cielo de un lado a otro.
Me siento como un coyote atento
que de hambre lame su hocico andando
y se sostiene aullando una triste payada
sobre su estomago sufriendo caladas
amarrado hasta el cuello en un potro
odiando la falaz travesía del mamerto.
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