jueves, 3 de marzo de 2011

Las flores estan abiertas mostrando su sexo, esperando el preciado polen, dejándose salpicar por él que viaja en la danza del viento o en las abejas gurú del amor, intermediarias entre ambos organismos. La flor macho explota en una vibración orgásmica exitada por su entorno como si ellas supiesen lo que iba a pasar, la obviedad de la circunstancia, el cumplimiento del cálculo; tantos microrganismos trabajando a la par como pequeños obreros, cumpliendo su primordial función, sujetos a responsabilidades inalterables ¡qué nobleza! la magnífica máquina operando en encajes de partes, disolviendo y transformando, paneles que absorven la energía repleta de manjares nutritivos, el verde papá. Pero las máquinas complejas no olvidan todo esto porque tienen el don de la observación y el entendimiento, su mirada se vuelve un hábito de meditación y comprendimiento, ellas aprenden de un maestro que explica y enseña a su manera, un maestro desnudo y honesto que regala su sexo para el placer de todos sus dicípulos.

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